Siguiendo las 'best practices' recomendadas, muchas plantas se someten a auditorías periódicas de su función de mantenimiento con el fin de localizar los puntos débiles en su trabajo diario y así identificar sus oportunidades de mejora.
José P. Rayo, experto en fiabilidad industrial |
El enfoque de una auditoría de mantenimiento, aparte de estudiar los aspectos organizativos fundamentales del departamento, los recursos humanos, el modelo de flujo de trabajo y la gestión de éste, se debe centrar fundamentalmente en analizar la distribución de tareas de mantenimiento entre Mantenimiento al Fallo (RTF), Mantenimiento Preventivo a intervalos fijos (PM) y Mantenimiento Preventivo según condición o predictivo (PdM).
Los resultados óptimos de mantenimiento en lo referente a: reducción de costos, incremento de disponibilidad, aumento del OEE, dependen en una grandísima medida de dicha distribución de tareas.
Todos los consultores coinciden en que siguiendo las recomendaciones de los distintos métodos y procedimientos surgidos en los últimos años: RCM, TPM, RBM,..... se utilice el PdM (predictivo) siempre que sea posible y se apliquen todas sus técnicas asociadas de monitorizado de condición: vibración, termografía, captación de ultrasonidos, MCA,....en la detección prematura de los diferentes modos de fallo que un activo pueda presentar.
Vídeo sobre el servicio de diagnóstico de la función de mantenimiento.
Hasta aquí podemos decir que sería “la parte fácil” de la auditoría. El panorama se complica cuando debemos auditar si el PdM está correctamente implementado en aquellas plantas que lo tienen en funcionamiento o bien cuando debemos implementarlo junto con las técnicas que permitan detectar los distintos modos de fallo en una forma segura que posibilite sustituir gamas de PM por gamas de PdM.
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